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A Valdivia


Ponzoñoso de amor,
falto de probidad;
Juraba por su honor
lealtad a su majestad.

Barriendo con la pluma
del sombrero, la tierra
de este, tu sendero,
entiendes a que hombre me refiero,
aquél que sueñas sea tu caballero.

Goyette Dos Gallos

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Son lirios aún no cortados


Sin ritmo, métrica, y razón,
corto un manojo de ilusiones,
concebidas del deseo puro,
de un puñado de barones.

Gustaría de que mi sangre
se uniera a la de otro hombre,
sino encontrara o deseara,
mujer alguna con hambre.

Son lirios aún no cortados,
por las ilustrísimas señorías de la poesía,
en ambientes de grandes salones,
dónde sólo deliberan los cojones.

Goyette Dos Gallos

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Mi poesía que es brisa


Te conozco desde las letras;
entregándome al ángel que olvide,
soñando el convento que advertí,
enclaustrado pensando en ti.

De riachuelos, valles y montañas,
en suaves cabalgatas que extrañas.
Cariño por venir desde las entrañas,
anhelando vigilar tu sueño por las mañanas.

Quiero dibujarte una sonrisa,
conocerte hasta amar sin prisa.
Transitar por tu geografía sin ninguna visa,
y ahora regalarte mi poesía que es brisa.

Goyette Dos Gallos

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Yo te cuido


En luz pobre, diminuta, y casi extinta,
adivino tus trazos,
te sonrío, siento,
y quiero en los abrazos.

Guardaba memoria de lo vivido,
pero al sentirnos como un latido,
me encontré ahí conmovido
oyéndote decir “Yo te cuido”.

Goyette Dos Gallos

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En V


Le cambiaste de nombre a tu tristeza,
y la usaste de accesorio para el cuello.
Así que conocía la decepción que lesa,
a las manos en V sobre satín lento del sacro vello.


Bailes de espectros obesos en noche fálica,
chasquidos de manos zurdas en rayos carmesí.
Negación absoluta sobre las equis circundantes,
de alumna colgada en teléfono público de día.


Codicia en tenedor alineado en trago de usura,
tío y cabo levantando en finca las fortificaciones.
Golpe en la nariz y nombre de tres a un caballero,
campo nublado y sin sermones del párroco Yorick.


Goyette Dos Gallos

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Luces del monte


Pies de brasas que esconden su paso,
tras la tierra que no se oye,
dura y sola entre luces del monte.

Llamaradas que pican la conciencia
de la noche frágil y estrellada.

Viento de mujer que besa y quema,
la virtud del andante ante tal belleza.

Goyette Dos Gallos

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Costureras del alma


Palo de Brasil que enjuga a la lágrima general.
Humeantes empanadas chilenas de exquisito olor.
Nieve sucia y pisoteada en rue Delaroche.
Tiernos senos aperados de cuentos bolivarianos.

Mandarinas sin hueso en posadas mexicanas,
de mate frío y amargo de la pampa mojada.
Gerbera dada a la niña con alma de clavel,
un suspiro anhelado en grueso y verde pincel.

Calor del pacífico contenido en botella oscura,
de mujer clara y rubia del muelle que se procura.
Sueños de una ciudad antes peruana, ahora madura,
y primera de chile, nación que nace en Extremadura.

Goyette Dos Gallos

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Falce e martello


Se enciende el cielo con flamígeros escupitajos,
tijereando las orgullosas obsesiones de andrajos.
Recorriendo casonas en plazas de represión,
memoria amarilla de matanzas arrojadas a la nación.

Labios partidos por botas de halcones furtivos,
carteles y marchas de paz, ya no mas vivos.
Juegos malditos de muerte a technicolor,
milicos portando aros, dando plomo sin pudor.

Asambleas de victoria construyendo el futuro.
Un pueblo unido forzando la caída del muro.
Se tiene que ir el capital y su cómplice URO,
la libertad costará, venceremos, eso es seguro.

Goyette Dos Gallos

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Los de abajo


Es el crepúsculo de la entonación divina,
en montes de afiladas navajas en ruina.
De terciopelo púrpura de buena adivina,
es imagen en gris de quién va a la mina.

Creencia, resignación y miseria bajo tierra.
Socavones, trabajo, y hambre los entierra.
Imágenes y estampas de la sagrada hembra.
Son mineros devotos de esta vida perra.

Goyette Dos Gallos

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Amor mío


Amor mío, no sé que respuesta darte,
en esta velada de saliva roja, y valiente hegemonía.
Sólo concibo mi vida yéndose en amarte,
anhelo estar contigo y permanecer en total armonía.

Tu rostro recorre las terminales de mis sueños,
la persecución permanente de mis lamentos.
Seremos absolutamente uno sin impedimentos,
te entrego mi cariño sin cláusula alguna, solo amémonos.

Goyette Dos Gallos

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Fenecer de amor


Se ha esfumado ya el tiempo, desde aquel día
en que averigüé de tu mirada entonces fría.
Entre papeles e hilo tu sonrisa no mentía,
el amarte profundamente era lo que yo ya temía.

Es imposible sustraerme de tu fragancia,
y de tu cuerpo que cuenta con tal gracia,
que pareciera que solo desborda arrogancia,
cuando el besarte y protegerte es mi mayor ansia.

Siempre que me ves lejano, perdido,
es porque eres también parte de mi olvido.
Postrado ante tu realeza siento que he fenecido,
ven, acércate y dime que me quieres al oído.

Goyette Dos Gallos

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Amor sobre las olas


Sentado en la plaza esperando estoy,
ven pronto mi niña, que me voy…
Las olas rompen en el corazón,
de quién te ama sin más razón.

Me inspira la sencilla claridad de tu belleza,
aunque tímida posee gran fuerza.
Amo tu risa genuina que me embelesa,
ave mía, sin dudarlo haces tuya esta pieza.

Son todas tuyas las olas
de un Vals divino y de rosas.
Vives donde la juventud,
se siente con hermosa lentitud.

Goyette Dos Gallos

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Caballeros


Entre charlas, cebadas y cenizas
circula la amistad envuelta por fotografías.
Limones sobre la mesa exprimías,
sangre de cinco gallos de frente tenías.

Caleídoscopio de faroles muertos
iluminan al tequila, y a la roja cerveza.
Campanero y su empotrada cabeza,
juez animal de los hombres yertos.

Cruzamos puentes, símbolos de unión
en nuestros paseos de eterna fusión.
Somos uno solo en perfecta comunión,
caballeros que persiguen una sola ilusión.

Goyette Dos Gallos

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EL CLAVEL


Me quito la remera y descubro un clavel por pecho,
las palmas me arden en el oasis de tu presencia.
Las piedras lloran en frío cansadas de tu permanencia,
la desobediencia crea un vació entre tú y el lecho.

Recorro construcciones que se derriten
en el barroco estilo de tus labios.
Conservo la mancha de polvo pálido,
que cubre tu faz en la neutra soledad.

Si el decirte cuanto te amo me liberara,
buscaría atarme a tus pies de flor,
recrearme en tu primera mirada,
y te pediría que fueras por siempre mi amada.

Goyette Dos Gallos

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Fleur de lis


Eres tanta mujer que no me alcanzaba la vista,
el escucharte me es una suave llovizna eterna,
Tus labios el cálido misterio de la futura procreación de
nuestras lejanas manos fundidas en dolor colectivo y personal.

Notas nunca tocadas sobre la tierra dura del ayer;
francés americano que hace llorar a la guitarra
de placer y deseos, bombos desconocidos del sur.

Luz mía que entras en la penumbra pletórica de mi exilio,
nombre santo y eterno de la madre de millones acompañado por
guerrero águila o jaguar de una trilogía que me hizo vibrar.
Abro un cofre en la ambigua luna de aquí, un amor que vuela.

Sentado en la mesa de mis raíces te prepare la bebida
en el jardín de la flor de lis, génesis de lo que somos.
Mestizo de sangre te cubriré con el viejo encanto de nuestro origen,
mujer mía, hombre tuyo seré, acéptame o explotaré.

Goyette Dos Gallos

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Ferragamo



La soledad de un saco
vivida en una noche de colores,
entre alumnos y expositores,
hacen rondar mis aspiraciones
en humeda tierra de caracoles .

Con fragancia a Ferragamo,
de valor aún no me armo,
porque no sé a quien amo,
un beso, uno tuyo es lo que clamo.

Goyette Dos Gallos

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De copas y amores.


Ahora sé que te quise,
al verte con otro amor
entendí que bien hice,
en amarte con ardor.

Una y otra vez estás ahí,
reforzando mis convicciones.
Una copa, mis amigos y te vi,
acompañada por los faroles.

Se oye el deseo de la noche,
en la casona de los colores.
Paredes sin la efigie del Che,
les platico de mis amores.


Goyette Dos Gallos

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Politiké


Cárcel de listones,
Ventanas sin marcos,
Papalotes grisáceos,
Bombonera con fármacos.

Vieja angustiosa,
Rata venenosa,
Política orgullosa,
Chica oficiosa.

Ideología pura,
Tratante palurdo,
Juventud madura,
Fin de mundo.

Goyette Dos Gallos

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Sura


Busco no sentir casi nada,
En mi cama siempre helada,
Y quién la tibie sea mi amada,
En el invierno de alma cerrada.

Busco fenecer en tu ternura,
En lidia rojiza de la bravura.
Entiendo de la frágil hermosura,
Como me lo establece la Sura.

Busco la luz de hilo perfecto,
Erguido cual insurrecto,
Sin buscarte algún defecto,
Hazme participe de tu afecto.

Goyette Dos Gallos

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Ser en tu carne


Vas develando tus pecas involuntarias
de tu pecho, signo de la edad que aún no tienes.

Tu nombre inicia fuerte y termina suave,
en entrada estrecha y camino profundo.

Es el susurro del viento, y el agua del
mar, lo que siento venir cuándo estas en mí.

El sentido salado de tu orgullo, lo ingiero
embelesado por ese olor tan tuyo.

Me acerco con mis tropas a tu fortaleza,
con diez de mis hombres ha de sucumbir.

Siento que la frialdad de tu virginidad
Va desapareciendo conforme recorres esta virilidad.

Sólo puedo ser en tu carne de obsesión y ardor.

Goyette Dos Gallos

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Adoquines de vientre fecundo


La oración perdida de mis lágrimas,
sostenida por tu suspiro desalentador.

Alimento el coraje fastuoso, de un perro
terroso, golpeado a traición de vientre fecundo.

Orillado en la jaula de los nunca, y
tendido en la cama de los porqués.

Resisto en callo de la pasión, fueteado
por la costumbre del ferrocarril unión.

Ando porque si, en un ayer de rostros olvidados,
subiendo escaleras en un abismo que me pesa.

Goyette Dos Gallos

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Cuando volví a llorar


Me hice una máscara de lágrimas,
al tiempo que mis manos sudaban tristeza,
sometido y vencido en la sombra
de mi puerta.

Su voz me era desconocida
y su mensaje letal.
Tendré que hacerle con toda
la amargura que me cobija
ese favor que me ha pedido.

Después de tanto tiempo me mato.
A las construcciones de un lago sin vida
y cabañas de sal, en un bosque de piedras
Simplemente las ato.

La muerte renovó su invitación.

Dejó de ser principio para convertirse en final.

La garganta se me estrecho entre recuerdos
de algo que no quiere ser, en un septiembre
de olvido y desencanto.

No puedo seguir escribiendo
cuando las palabras me golpean,
no puedo seguir viviendo
cuando mis hijas me van demoliendo.

No odio, sino decepción.

Goyette Dos Gallos

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De macetas



Las rodillas me sangran de esperarte en cada oración,
tus flores se marchitan en las macetas del patio de una vieja.
La tierra es la misma y huele al perfume de tu traición,
acompañando tu gemido nocturno que nace, vive, y me deja.


Tu gusto me hiere adornando los pasillos que de tu casa extrañas,
esta misma sostenida por la mentira de un perro que te lamía
los cristales sucios y muertos con el rojo de tus entrañas, que
pronosticaban la escurridiza crónica de tu partida, que ya temía.

Aún después del abandono no te odio,
porque sigo viviendo con decoro,
con esas macetas, la tierra y un loro,
y guardando tus fotos en mi portafolio.


Y mi corazón está dónde otro.


Goyette Dos Gallos

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Génesis de amor


No me explico que clase de fuerza femenina posees
para que un poeta te recuerde y extrañe así tan de pronto
después de tanto tiempo, y más que nunca te necesite.

Esperare como aquél soldado bajo tu antiguo balcón,
esa sonrisa y ese andar tuyo hacía mi.

Aguardaré el momento de probar el tan afamado café de la parroquia
de tus mismísimos labios porteños de viento y sal.

Irrumpiré en tus sueños construidos por una red pletórica de esperanzas,
y bendiciones forjadas por las lágrimas derramadas en tus noches de huracán.
Llamaré de nuevo a tu corazón para que acompañe al mío en la reconstrucción.

Tú nombre es el principio de toda mi ensoñación.

Mi Génesis de amor.

Goyette Dos Gallos

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Su nombre es tristeza


Ante la desesperación me refugio en un rincón,
mientras las lágrimas me empañan toda ilusión,
escucho a la trilogía del dolor sin más opción,
ruge el cielo, repican las campanas y llora el corazón.

Les comunico a todos mis amigos que he conocido a una mujer,
me ha de querer mucho porque no me deja sólo ni un instante,
despierta y duerme conmigo desde hace unas cuantas semanas,
siempre está ahí en cada uno de mis suspiros, aunque jamás me ha hablado.

Clandestinamente conversaba con sus ojos, puesto que me lo pedían.
Mientras ella callaba, ellos me hablaban de sus fracasos y miedos.
Sabía mi mujer que pasaba algo, de pronto me dejo a solas, y
cuándo regreso a mi lado encontré vacías sus cuencas.

Goyette Dos Gallos

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El pueblo que es mi cuello


Con el sol en mi frente siento
una enorme tristeza que me hace
llorar una lágrima púrpura cuando mis ojos
cansados se niegan a bajar sus cortinas.

Siento como mi cuello que es el pueblo
se va ensanchando ante la injusticia y desesperación.
Las páginas que repaso en mi mente son de un manifiesto
urgente de libertad y de un amor que es comunal.

Inevitablemente me agrieto y le sigo llorando a
la tierra que se desmorona, el pasado me exige no ser olvidado.
La verdad se viene, la fuerza de la historia va empujando viejas
consignas y las olas de los sin voz volverán a cantar.

Goyette Dos Gallos

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Sábanas de verdad


Humedad negra que empaña mi pecho
en la caminata iracunda de la soledad,
paréntesis nuestro en este lecho
de rosas amargas y sábanas de verdad.


Fiesta de disfraces mortales y eternos,
junto a un gran salón de luces mutiladas,
búsqueda de las primeras horas disimuladas,
en una convención de lamentos maternos.


Afortunada sería la muerte de encontrarme
flotando en ese abismo que me sustrae
sin permiso, ahogado en la mirada cobriza
de mi amada que al verme me eterniza.


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Tu boca reservada para mí


Después de haber caminado, escupido y leído tanto
no tengo nada que contarte, tus ojos reclaman mil historias
que han desaparecido en el momento en que te vi.

Absurdo fue el pasado que me entretuvo mientras
vivías en otro tiempo, y con otro amor a lo lejos
de mis anhelos francófonos de una cruz en la montaña.

Has devorado mi memoria y regurgitado el olvido,
te temí aún antes de adivinar tu mirada incendiaria,
sobre una soledad envejecida y compañera del carbón.

En ese abrazo etéreo, se que al desprenderme de ti buscaré
tus manos que me acerquen a tu boca reservada para mí.
El deseo ya es mío, el anhelo también, solo me falta tu beso.

Goyette Dos Gallos

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Las horas del dragón



Despierto por cuarta vez en la noche,
para sacarle punta a mis sueños.

Abro los sentidos fuera de aquí
con una amante de mis gemidos.

Las horas del dragón me acompañan,
me besan y quizá hasta me aman.

Su esencia llegó a mí desde el oriente,
encontrándonos en la provincia francesa que me adoptó.

Cada noche, te buscaré, amaré y moriré
esperando que pasen la horas en Guy-Concordia

Goyette Dos Gallos

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El jardín de las delicias


Voy a escribir un poema antes de que se termine
esta noche de lunas verdes que me arrojan espinas,
en los escasos adoquines muertos de frío.

Lluvia en el calor de las comas de mis fantasías,
animales que nos llevan a través del jardín de las delicias.
Atrápame, ahógame en el sangriento lago de tus labios.

Extirpado de la kilométrica naturaleza de tu lujuria,
y alimentado por el dolor de tus uñas sobre mi piel,
busco al hombre que plasmó la burla de mi dolor en miel.

Goyette Dos Gallos.

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Seducción amordazada


Me vibra el pecho cual barril en carreta,
seguido de los sonidos negros que me acompañan,
objeto de mi temerosa lujuria secreta.

Pasión atada al escandaloso olor de la vid,
luces de miles de pozos conversos,
seducción amordazada y ofendida desde abajo.

Prometo mil hojas espesas, cinco clavos,
y una suerte de aventuras por contar,
solo te pido que me prepares el mate.

Goyette Dos Gallos

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Mujer de humo


Apareces cuando quieres,
te haces espesa y altiva,
aún cuando no me cubres.

Distinta a la misteriosa niebla,
contaminas el aire puro que busco,
metida estás en mí por gusto.

Otros aires me reclaman por ahí,
olvídate de tu inhalador, que al
soplarte me habré desecho de ti.

Goyette Dos Gallos

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Plaza de mil plazas


Sueño cansado de mis pies humedos,
caminata inclinada al escorial de huesos,
plaza de mil plazas que están por nacer.

Tormenta en un tren presuroso de calor,
marcha cansina de inmigrantes de color,
un amigo, ideas circundantes en la gran vía.

Palacios, guitarras de juglares modernos,
un jardín de aquí, y un futuro teatro de allá,
ella que me espera en una palabra quimérica.

Goyette Dos Gallos

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Grito de polvo


Maderas ruidosas que lloraban
orejas mutiladas de mermelada.
Corrales ensangrentados con cera,
arroyo gris de animal destripado.

Cabello enterrado en el arenal
de suspiros desesperados en el
dolor impaciente de la desolación
de un misil de odio y muerte.

Oscuras manchas sobre las calles polvorientas,
angustia sabor a sangre de un hermano,
presencia castrense en el agua del río,
lunas rojas aullando sobre la tierra.


Goyette Dos Gallos

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Cascabeles serpenteantes


Estelas que se ruborizan al blanquísimo,
burbujear de sus sentidos.

Composición de rizadas cascadas,
beso de cascabeles serpenteantes sin
piedra, agua y luz en una niebla de rosas.

Latido ocre de esperanzas lloradas,
tierra suave que cubre a la ensoñación.
Generalísima universalidad de oración,
camino muerto de las viejas amadas.

Goyette Dos Gallos

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Niñez de miedo


Niño atrapado en los ochenta,
década de la promesa de un futuro,
llegada del sistema de pobreza.

Mucha emoción, la ilusión
de un nuevo crío, quién
vivirá en un hogar sin pasión.

La soledad de mi infancia vivida
En una escalera fría que temí
versión latina de la que tuvieran los shandy.

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Entre ranas azules


Desde un balcón porteño una mirada, un suspiro
de una estrella… Génesis, creación de mi sueños.
Me busca en el firmamento flamígero de allá, y
mate de aquí, la sangre se le va con incesante celeridad.

Lucidez que la dirige a una tierra encaramada de cerros
de ranas azules, prendiendo con su mirada
hasta encontrar al objeto de su insomnio.

….se ha desconectado, vuelto al lecho
y con sudor en su pecho, me ha dejado
esperándola entre ranas azules.

Goyette Dos Gallos

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Palpitante y enorme


He conocido ya esta sensación antes,
y es la de hacer el amor como amantes.
Bombeando sangre estoy a todo mí ser,
la dirijo toda de una buena vez, se agolpa toda en él.

Palpitante y enorme se encuentra,
no resisto más, he de morir.
Sólo recuerda que este…
corazón gusta de reír.

Goyette Dos Gallos.

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Latido árabe


Latido árabe que recorre nuestros
cobrizos y aún infieles cuerpos.

Mirada libre de religión de allá,
y prisionera de aquí.

Manos y labios que nos atan
al pasado común de las dunas.

Sentados confrontándonos,
bebidos por el otro, así hemos
estado atados por horas los dos.

Goyette Dos Gallos

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Fe burocrática


Oficina burocrática, la consume la innovación,
esa vieja reacción de la pasada elección.

Los papeles muertos se queman,
los más y menos nuevos se avejentan.

La ilusión de la justicia por venir,
es la promesa que he de sentir.

Goyette Dos Gallos

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Egoísta


Fui egoísta al matar mi poesía,
he sido crédulo al describirte en ella,
no lo logre, porque ella es más sencilla,
imposible encontrarle una pizca de hipocresía.

No merece que le de forma,
ni exquisita, ni luminosa
Tan sólo se llamaba Norma.

Goyette Dos Gallos.

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Hijita mía


Arrodillada estás en el regazo de la santa madre,
te acaricia el cabello hasta hacerte dormir,
dejas de llorar, te has quedado dormida.

Es hora de irnos hijita mía, es tarde,
tu mamá nos está esperando, pero antes
vamos por las flores que hoy es su santo.

Goyette Dos Gallos.

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La soledad de un sombrero


Sentado en la plaza el cielo empieza a escupir,
sus pecados caen pesados sobre mi sombrero,
no buscaré refugio, la iglesia está cerrada.

Voy a la casa en busca de sueño,
pero he dejado de ser más su dueño.

Violenta, fría y desnuda me espera dónde siempre,
en la mañana con camisa mía puesta me preparará café.

Goyette Dos Gallos

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De piedras y girasoles


Alegre me ves tras la noticia tan anhelada,
del fin continuo de nuestra separación.

Ahora sabemos que estoy hecho,
de piedras y girasoles.

Tus ojos de olivo buscan de nuevo,
una sonrisa saturada del placer blasfemo del domingo.

Mañana es el otro día.

Goyette Dos Gallos

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Muriendo de juventud


Deambulo muriendo de juventud,
la sonrisa de la vida me alcanza en la oscuridad.

Lejano Oriente que me vio nacer,
en el centro de la esperanza conservadora.

Mis pies disfrutan la piedra vieja,
alimento de mi sueño ancestral.

He de volver al lugar desconocido de mi lengua,
para sentarme y beber un poco de impaciencia,
y saber que mis venas son del mar furioso y claro,
de la comitiva de la razón.

Goyette Dos Gallos

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Enterrarte


Aún no te olvido,
aún no he olvidado tu mano,
ni cuándo me decías te quiero.

Aún no olvido tu traición y,
el fin de nuestra pasión.

Aún no olvido cuándo me entregaste,
como judas al nazareno presa de los romanos.

Aún no olvido ese sentimiento ambivalente,
el odiarte, el amarte, el desear enterrarte.

Qué mis deseos te lleguen hasta allá abajo.

Goyette Dos Gallos

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La mancha azul


Sangre y disparos un veintiséis de julio de un lejano cincuenta y tres,
exilio que conduce a una fría noche en la gran Tenochtitlán,
con sabor a plática de política internacional.

Días tormentosos a bordo de aquella vieja embarcación,
la realidad se haría presente en el desembarco, pocos hombres y menos fúsiles.

Sobreviviendo a un ciclón, bombardeos continuos,
asedio de tropas Batistianas, la marcha nocturna que mata.

Descanso sobre inundadas zonas de injusticia,
bebiendo la sucia agua del pantano, y si queda algo,
comiendo quizá dos veces por semana.

Reflejo de gente exhausta y hambrienta, cruzando ríos desbordados
y canales convertidos en raudales llenos de furia,
sólo los levanta y anima una visión.

Una mancha azul al occidente, un macizo montañoso de "Las villas",
es la nueva promesa para los guerrilleros heroicos de la próxima etapa revolucionaria.

Goyette Dos Gallos

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En un canal Veneciano


Amordazado y herido estaba flotando,
en un tranquilo y perdido canal veneciano,
le levanto un severo gondoles anciano,
a salvo supo que se llamaba Fernando.

Anoche le encontraron amando,
a la mujer del vecino Ponciano,
saliva en el rostro y fuetazo en el ano,
algunas piezas de la historia se iban armando.

Goce y gemidos horas antes en la habitación,
se entregaron una y otra vez con pasión,
no pensaron ni midieron el tiempo, vivían del calor,
se conocieron apenas ayer en el mercado con algo de pudor.

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De carnes y cebadas


Sentado en el parque del Retiro,
encendí un cigarrillo de la habana,
sentía ese día un frío de la macana,
te dediqué como siempre un suspiro.

Viejo recién conocido cómplice de la aventura
recorrimos la historia de la madre patria,
tomamos trenes y encontramos la locura,
horas de estación segoviana, nuestra Maria.

Sensaciones de sucesos y museos,
caminatas frente al palacio, ideas,
con un amigo las carnes y cebadas
reflexiones del licenciado Vasconcelos.

Goyette Dos Gallos.

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Azul podrido de amor

Mueres siempre que vuelvo a contar nuestra historia,
llegan a mí de nuevo esos días, días de mi memoria.
No abandonas aún este engañado corazón de amargura,
este corazón no guarda más cariño, gracias a tu tortura.

Se que todavía vives, y que respiras quizá lo mismo,
definitivamente andas, claro en la noche del espejismo,
tu belleza es nula, tu pasión inexistente mujer de humo,
perdida vuelas en el azul podrido que marca mi rumbo.

Goyette Dos Gallos