Sangre y disparos un veintiséis de julio de un lejano cincuenta y tres,
exilio que conduce a una fría noche en la gran Tenochtitlán,
con sabor a plática de política internacional.
Días tormentosos a bordo de aquella vieja embarcación,
la realidad se haría presente en el desembarco, pocos hombres y menos fúsiles.
Sobreviviendo a un ciclón, bombardeos continuos,
asedio de tropas Batistianas, la marcha nocturna que mata.
Descanso sobre inundadas zonas de injusticia,
bebiendo la sucia agua del pantano, y si queda algo,
comiendo quizá dos veces por semana.
Reflejo de gente exhausta y hambrienta, cruzando ríos desbordados
y canales convertidos en raudales llenos de furia,
sólo los levanta y anima una visión.
Una mancha azul al occidente, un macizo montañoso de "Las villas",
es la nueva promesa para los guerrilleros heroicos de la próxima etapa revolucionaria.
Goyette Dos Gallos