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Adoquines de vientre fecundo


La oración perdida de mis lágrimas,
sostenida por tu suspiro desalentador.

Alimento el coraje fastuoso, de un perro
terroso, golpeado a traición de vientre fecundo.

Orillado en la jaula de los nunca, y
tendido en la cama de los porqués.

Resisto en callo de la pasión, fueteado
por la costumbre del ferrocarril unión.

Ando porque si, en un ayer de rostros olvidados,
subiendo escaleras en un abismo que me pesa.

Goyette Dos Gallos

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Cuando volví a llorar


Me hice una máscara de lágrimas,
al tiempo que mis manos sudaban tristeza,
sometido y vencido en la sombra
de mi puerta.

Su voz me era desconocida
y su mensaje letal.
Tendré que hacerle con toda
la amargura que me cobija
ese favor que me ha pedido.

Después de tanto tiempo me mato.
A las construcciones de un lago sin vida
y cabañas de sal, en un bosque de piedras
Simplemente las ato.

La muerte renovó su invitación.

Dejó de ser principio para convertirse en final.

La garganta se me estrecho entre recuerdos
de algo que no quiere ser, en un septiembre
de olvido y desencanto.

No puedo seguir escribiendo
cuando las palabras me golpean,
no puedo seguir viviendo
cuando mis hijas me van demoliendo.

No odio, sino decepción.

Goyette Dos Gallos

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De macetas



Las rodillas me sangran de esperarte en cada oración,
tus flores se marchitan en las macetas del patio de una vieja.
La tierra es la misma y huele al perfume de tu traición,
acompañando tu gemido nocturno que nace, vive, y me deja.


Tu gusto me hiere adornando los pasillos que de tu casa extrañas,
esta misma sostenida por la mentira de un perro que te lamía
los cristales sucios y muertos con el rojo de tus entrañas, que
pronosticaban la escurridiza crónica de tu partida, que ya temía.

Aún después del abandono no te odio,
porque sigo viviendo con decoro,
con esas macetas, la tierra y un loro,
y guardando tus fotos en mi portafolio.


Y mi corazón está dónde otro.


Goyette Dos Gallos

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Génesis de amor


No me explico que clase de fuerza femenina posees
para que un poeta te recuerde y extrañe así tan de pronto
después de tanto tiempo, y más que nunca te necesite.

Esperare como aquél soldado bajo tu antiguo balcón,
esa sonrisa y ese andar tuyo hacía mi.

Aguardaré el momento de probar el tan afamado café de la parroquia
de tus mismísimos labios porteños de viento y sal.

Irrumpiré en tus sueños construidos por una red pletórica de esperanzas,
y bendiciones forjadas por las lágrimas derramadas en tus noches de huracán.
Llamaré de nuevo a tu corazón para que acompañe al mío en la reconstrucción.

Tú nombre es el principio de toda mi ensoñación.

Mi Génesis de amor.

Goyette Dos Gallos

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Su nombre es tristeza


Ante la desesperación me refugio en un rincón,
mientras las lágrimas me empañan toda ilusión,
escucho a la trilogía del dolor sin más opción,
ruge el cielo, repican las campanas y llora el corazón.

Les comunico a todos mis amigos que he conocido a una mujer,
me ha de querer mucho porque no me deja sólo ni un instante,
despierta y duerme conmigo desde hace unas cuantas semanas,
siempre está ahí en cada uno de mis suspiros, aunque jamás me ha hablado.

Clandestinamente conversaba con sus ojos, puesto que me lo pedían.
Mientras ella callaba, ellos me hablaban de sus fracasos y miedos.
Sabía mi mujer que pasaba algo, de pronto me dejo a solas, y
cuándo regreso a mi lado encontré vacías sus cuencas.

Goyette Dos Gallos

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El pueblo que es mi cuello


Con el sol en mi frente siento
una enorme tristeza que me hace
llorar una lágrima púrpura cuando mis ojos
cansados se niegan a bajar sus cortinas.

Siento como mi cuello que es el pueblo
se va ensanchando ante la injusticia y desesperación.
Las páginas que repaso en mi mente son de un manifiesto
urgente de libertad y de un amor que es comunal.

Inevitablemente me agrieto y le sigo llorando a
la tierra que se desmorona, el pasado me exige no ser olvidado.
La verdad se viene, la fuerza de la historia va empujando viejas
consignas y las olas de los sin voz volverán a cantar.

Goyette Dos Gallos