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Los pájaros de sangre



Los pájaros de sangre llegaron a Mont Royal,
mensajeros porteños de una rubia herida,
devastando la casa y mirándome desde una viga,
a estos les pido e imploro, que salgan de mi hogar.

Han manchado los pasillos con su canto matinal,
uno de ellos revolotea como espectro infernal,
picoteando mis palabras vencidas en el frío invernal,
me rodean palomillas impetuosas sin espíritu terrenal.

Apenas unas horas han pasado y estos han engordado,
me debilita alzar la mirada, la tengo baja y la piel morada,
con esfuerzo respiro, mi corazón se para, estoy afligido,
parecen estar satisfechos, pues este poeta ha huido.

Goyette Dos Gallos


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La flor de la canela o pasión de origen


Sobre la ardiente cama
se recuesta en brama,
furioso mancebo
que de la tierra emana.

Jadeo inconfundible
que el guerrero gime,
herido de caricias
por placer sangra.

Su cuerpo es dulce
cual flor de canela,
sus besos queman
como luz de Veela.

Precioso ser que tendido
aún no está,
sino erguido de noche
es un fugitivo.

Devorando los rincones
de alfombra negra
y suave descanso
es paloma en el regazo.

Llorando lejanía
en el presente
estallido ardoroso,
de mi cumplida fantasía.

Cúbreme de risas
dolorosas, y
mordiscos inconclusos
entre las piernas.


Goyette Dos Gallos

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Desprecio los besos


Un beso blasfemo
que no se escucha,
no se encuentra,
ni canta al alba.

Si me quito los ojos,
me quedo sin habla,
sin uñas que encajar,
sin mueca para posar.

Un canto es depresivo
cuando no hay luz
con la cual derrumbar
la sonoridad del mar.

Escúpeme suave
si me quieres besar,
miénteme de espaldas,
si me quieres dejar.

Goyette Dos Gallos

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Crowley


No tengo que beber demasiado,
para que la noche tenga hierbas,
ni decirte que el diablo se pinto de negro,
para llamar a misa de torre adentro.

No son sus alaridos, es la cobriza campana
la que te llama y levanta ,
porque no lo hicieron los ladridos de los perros,
ni el canto del gallo ahogado en sangre.

Él nació antes, ganándoles a
todos la tortura y las venas palpitantes,
jaló primero la carreta y asustó
a vuestras madres.

Se le han hecho costras los hilos
escurridizos en caída estrepitosa,
que no llegaron a su espeso pecho
donde brilla la cruz tormentosa.

Le faltan los querubines,
la sotana, la mujer entregada,
más muerte y mentiras
para oficiar por la mañana.

Goyette Dos Gallos

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Sangrar con mil suspiros o lamer un verso sumergido


Extraño los sombreros
y a las mujeres con medias.
Me lío un cigarrillo
a pesar de mi torpeza.

No deseo un zapato lustrado,
ni muchos menos un sol apagado,
pido el aliento cansado,
de un futuro apartado.

Blasfemo es el compartir la tristeza,
o sentarme junto a ti sin nobleza.
Robarte un beso a nadie lesa,
si con gentileza aparto la mesa.

Pudiera sangrar con mil suspiros,
llorar de entretenido,
desearte en un quejido,
y lamer un verso sumergido.

Si me duele esa estrella
de un deseo fugaz
en medio del frío,
heme aquí tendido.

Goyette Dos Gallos

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Los abuelos o donde el águila es de plata


La permanencia de pétalos en flor,
alfileres clavados en cojín carmesí.
Se me antoja ceremoniosa la casona,
y rígida la educación sobre la mesa.

Tierno el aviso de uvas y una hogaza,
setenteras escaleras sin barandal,
con la cava llena de añejos recuerdos,
y miedo callado en los pasillos espectros.

Olvidada bisabuela colgada sin humor,
juntito al buró, medicinas y un quinqué.
Una puerta que divide al anochecer,
y que da los buenos días al amanecer.

Los abuelos ahora etéreos y eternos,
rondan mi moral y umbrosos secretos.
En una sala de estar vive su respiración,
y su duro caminar, se lleva la exhalación.

Todas las rosas en una cajita guardo,
al pálido santo también,
un beso que me sabe a infancia,
y una moneda donde el águila es de plata.

Goyette Dos Gallos

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La hija de Sión


Me atrevo a recitar en hebreo,
mordiendo las palabras,
sostenidas por ropajes
y piedras cinceladas.

Es el placer de verte correr,
tras el beso con sabor a
hilos envinados de leche,
en sogas atadas a los muelles.

Muertos abriéndoles canales a las
entrañas de prófugas perversiones,
ancladas a la virgen de los marineros,
sucios, amantes y carroñeros.

Goyette Dos Gallos

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La mujer de Septiembre


Te he esperado las últimas noches de septiembre,
impaciente, y embebido por algo que mueve,
casi nostálgico, deseando tu palabra, gemido y beso,
dejando las sábanas acartonadas de tanto verso.

Una noche en Santiago y otra en Concepción,
de adoloridas manos que explotan
al aroma del viejo puerto y río San Lorenzo,
alimentándonos con poesía y uno que otro queso.

Entre sueños me hundo en tu ser,
que se me antoja profundo y húmedo.
Con los brazos ardorosos y una sonrisa,
me siento dentro, dándote una mordida.

Goyette Dos Gallos

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El legado de Éfeso


La luz no es sol, ni el agua manantial,
buscando la trama de un deseo gutural,
cayéndole el granulado hilo menstrual,
lo recuerda encima como un animal.

Filosóficamente permanece en el lecho,
ahogando la atmósfera de fluido y ardiente deseo,
pesándole los pechos y cigarrillo entre los dedos,
acaneladas piernas talladas, al jónico legado de Éfeso.

De sus frutos se come sin mesura,
pero junto a ella una serpiente,
que la acecha y le muerde su blancura,
le ha prometido hacerla suya.

Goyette Dos Gallos

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A dos o tres revoluciones


Configuración genuina de besos en lágrimas,
pisando las grietas de capital latinoamericana,
donde les gusta el pan en papel de estraza,
cigarrillo humedecido sobre insignia americana.

Mi roja estrella puede latir a dos o tres revoluciones,
si me mandas una postal cirílica llena de ilusiones.
Recobrando el sueño de guerrilleras pulsaciones,
respiramos en alto, combatiendo sin vacilaciones.

Me tienen gritándole al humo, de un caldo sin pretensiones,
vistiéndome al repicar de una campana y sus vibraciones.
Son todas las máscaras de un pueblo sin complicaciones,
las que ponen sangre y pólvora en sus tristes canciones.

Goyette Dos Gallos

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Casas Muertas o Pálidos Santos


Pase toda una noche queriendo escribir,
pero la lluvia en llanto no dejaba de irrumpir.
Mis pies desnudos la duela hicieron crujir,
aún en mis sueños, me niego a dejarte morir.

Por eso atormentas y golpeas con llantos,
esta casa ahora vacía, de todos tus encantos,
cuando antes llenabas con alegres cantos,
las habitaciones estampadas de pálidos santos.

Se van muriendo las casas y tornándose polvo el pueblo,
con ese árbol que sale de la ventana, sino me voy, me muero.
Ya son casas muertas, y trincheras las arrugas de las viejas,
andando en peregrinaciones, las sucias perras sobre piedras.

Goyette Dos Gallos

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La fórmula secreta o los ojos de la vaca


Mestiza mirada que destaza,
siendo sus ojos los de la vaca.
En súplica que ha de ser perfecta,
sangrado la fórmula secreta.

Se lleva a cuestas la carne cercenada,
de pronto sus padres, son la cargada,
de quien mata joven, a una res tirada,
la cuál no juzga, ni da una bramada.

Como ángeles negros caen uno a uno,
montados en caballos de infortunio,
de oreja mordida y sangre en el puño,
es flor que corto del deseo vacuno.

Goyette Dos Gallos

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Y lleva por nombre "Revolución"


Se disparan toneladas de fulgor,
soportadas por la línea trazada,
serpenteando cerros con fragor,
se han olvidado de la hora marcada.

La lluvia existe a la luz de sus faros,
en largo camino por suelo mexicano.
Con entrañas de seres inmigrados,
es el transporte al sueño americano.

En caballo de acero va mi nación,
despabilándose pronta a la gesta,
de hombres y mujeres en acción,
aquí y ahora ha de iniciar la fiesta.

Goyette Dos Gallos

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Volviendo a la piedra


Piel quemada por un cielo jactante,
de lirios acaramelados en cordones,
que separan a la madre de su lactante,
en bohemia encendida a salpicones.

Los huesos crujen bajo el agua,
cuando las enredaderas sesean
su grave canto sobre Padua,
besos amantes que parpadean.

Nunca serán suficientes las plazas,
que cuenten con un vaso de vino
ni el platillo fino junto a las lanzas,
teniendo de noche un cojín mullido.

Goyette Dos Gallos

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Ojos de Almendra

Como no conversar de tarde con una ciruela podrida,
si oigo pestañear el sueño en almohada mordida,
dándole alcance a la estampa de mujer ofendida,
que va por la calle con espada y Kufiya sanando su herida.

La lucha está ahí donde nace palestina,
soportando la cruenta matanza intestina.
Encontrando la muerte a pie de una mina,
es un nuevo horizonte que el odio difumina.

Con el cabello rizado y los labios apretados,
va todo el pueblo de manos y pies atados,
pero sus mirada fijas son,
de hombres y mujeres ya liberados.

De piel tostada
y ojos de almendra,
pelearemos desde
aquí hasta Argelia.

Goyette Dos Gallos

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Cielo naranja


Hoy se afianzo la soledad con
tremendo estruendo,
con carne ensalivada
y jadeante lluvia cayendo,
sobre un montón de
paja mojada.

Extraño las olas de un hombre,
que con juventud y ardor componía,
con mil rosas incrustadas en su nombre,
mi sueño hasta San Salvador Bahía.

Si has podido ver el cielo naranja
cuando es la una de la mañana
y sentir como la pasión te araña,
es que sos de donde la tierra es llana.

Goyette Dos Gallos

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La trampa de Minos


Hoy tiene que nacer un canto que sea poesía,
ya no más, mis venas secas de tal agonía.
Se desmoronan sangre y barro en pleitesía,
hacia los ojos impíos de mi guardada alegría.

Me gusta cuando llueve con olor a Montréal,
porque entonces el amor es cosa de lo paranormal.
Aunque fallaste, lo sabes, a tu promesa,
te lo juro es algo que ya no me lesa.

Ni el tiempo ni tu, remediaron los errores,
el humo me regala saliva con horrores.
Me quedan muchos besos pingüinos,
para no perderme en la trampa de Minos.

Goyette Dos Gallos

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Al diablo


Al diablo, con la fortaleza,
con las ganas de llorar,
con la lluvia caliente de junio,
con la necesidad de amar.

Desollando mi espacio entre cejas,
limando mis romances letrados,
no pido mas que eso, un momento de realidad.

Risa que ya no acarrea estima,
viniendo del sur al este, no hay recuerdos,
días concebidos sin libertad.

Goyette Dos Gallos

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NUNCA MÁIS


Nunca máis, fuego sobre los bosques,
porque empapan a las piedras de sangre,
al claro de libertad ansiada con hambre.

Nunca máis, el olvido tras el monte,
el canto sordo de fusiles prontos a llorar,
la represión, no nos ha de ahogar.

Nunca máis, un pueblo hambriento,
mas raudo si, a combatir,
y como proclama al viento,
"Aquí he de morir".

Goyette Dos Gallos

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Aflicción por la desestalinización de las trompetas


Continúo con la desestalinización de las barbas que me pican la garganta,
con el largo amor de noche contada por estrellas, cual granitos de arena.
Tú lo ves, a través del calor de un apagón en ciudad grande.

Bebidas fluorescentes bajas en alcohol,
gocemos todos en una pileta de chocolate,
hoy, y siempre mañana, mientras las rodillas retiradas nos lo permitan.
Alimentemos al conejo de los secretos, tras la pesada puerta cubierta de polvo.

Trompetas que me chillan, enfurecidas de ser sopladas al ritmo del ron
y la coca masticada por un boliviano durmiendo de pie,
mientras pagan el alquiler.
Es la oscuridad perfecta para darte un beso, mordiéndote el cuello y el revés.



Goyette Dos Gallos

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En el paraíso perdido


Secas con rudeza los besos,
donde no puede entrar
la lluvia de tus pestañas,
ni la risa de gélidas arañas.

Veo mi nuca en el espejo
y tu mano, en mi hombro
de algodón, despertando
al barbado ebrio, de su
sueño de cartón.

Está ahí, el ausente
violín de un grillo
sobre el lavabo,
y la ínfima nube
que apesta a ti.

Grave llora la fuente
en tu retrato de ternura,
luna que hiere mi paso,
cuando clarea su hermosura.

Goyette Dos Gallos

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Poeta Guerrillero


Puedo ser tu poeta en la lejanía,
recitando versos.
Un guerrillero desde la serranía,
liberando presos.

Quiero ser cabra del monte,
escarpando cerros.
Sin mirar siquiera donde,
voy dejando muertos.

Se vence o se muere,
si la lucha auténtica fuere.
Se nace luchando,
se muere triunfando.

Goyette Dos Gallos

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Granada o los prados de los infiernos


Si vale la pena el tiempo en el infierno,
necesito saber si es neutra o rara la espera.
¿Me puedo comer una manzana o quizás una pera?
¿Será tan apretado como en el vientre materno?

Por fin me descifras el verde, tocas mi mano,
y acompañas a una luna encendida de antemano,
por chasquidos que envuelven a un canto Boliviano,
soy todo tuyo, ara con tus uñas mi cabello cano.

Quiero un cuerpo frío que arda,
y una granada que sangre su contenido,
a más de una yarda,
sin haber fallecido.

Goyette Dos Gallos

Sólo se puede comer una granada.

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Tatu


León negro de ansias jaranas, en la toma de Santa Clara,
son fotos de un santo laico, que enseña ortografía ante la muerte.

Se transmite y retransmite en la radio rebelde
el verde olivo de amor, memoria por el Vaquerito.
Dormido jamás estarás, no pudieron bajar tus ojos,
ni tocar tu fusil, pero si seguir tu ejemplo hasta la victoria siempre.

Comandante de las flores, ancianas y otros amores,
ejemplo de voluntariado firme y constante, tu eres el hombre nuevo,
una idea que renace nutrida por las venas abiertas, de tu mayúscula América.

Goyette Dos Gallos

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Santa Cruz


Arráncame las uñas,
que no tengo con que llorar,
fotografía mis pies fríos,
para que no haya porqué orar.

Enamorados por lenguas romances,
en encuentros meramente ocasionales,
con acento quebecois, me susurras el francés,
mientras yo pintaba soñando, tu boca en portugués.

Te prometo un hogar reinado por una cruz,
ya sea donde esta, en la noche sea de luz,
quizá, cerca de tus padres, en el pueblo de Santa cruz,
o más lejos, donde nuestro amor sea Andaluz.


Goyette Dos Gallos

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Verde indescifrable


Se me estrecha la garganta,
cuando quiero decir, te quiero.
Extiendo en esta fecha una manta,
para decirte hoy mismo, sin ti, me muero.

Deambulo entre calaveras rosadas,
y cerdos tenebrosos de voces apagadas,
en la noche artificial de luces inventadas.

Sobre una tierra de verde indescifrable,
muerdo un palito de azul cansino,
que gime hasta ser irrisoriamente besable,
costándome el caminar a la sombra de un encino.

Goyette Dos Gallos

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Vomitar sangre/Andar en carreta/Quemar la biblioteca


Hoy no estoy dispuesto
a perderte en las olas,
de fascinación recuperada,
entre las horas de un querer funesto,
en un funeral de ilusión abandonada.

Con mil rosas en las manos,
vengo a beber contigo,
como todas las noches de arcanos,
te deseo, aquí juntito.

Eres mi ángel musical,
que entona el himno de riego,
etérea presencia en el recital,
donde enciendes por fin, el fuego.

Goyette Dos Gallos


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Esfuerzos Banales



En días de festividades,
lo más triste es que una
no sé acordó y la otra
nunca me llamó.

Deseo que no se convirtió,
en recompensa de amor,
que día a día con trabajo se acuñó.

Son esfuerzos banales,
por mujeres triviales,
mientras escribo frente
a rosas en los vitrales.

Goyette Dos Gallos

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Pesan los versos en los anales


Me pesan los versos en piel,
de maja desnuda sabor a miel,
en cómoda pose sobre el dintel,
humedeciendo a este cuerpo infiel.

Zumbando van aquellas voces,
agotadas, marchitas y feroces.
Mientras haya caricias y no roces,
te muestro al ser que aún desconoces.

Llevado a tu casona de altos ventanales,
reservada de los vientos invernales,
busco una cura para mis deseos más carnales,
empapados en la historia y sus anales.

Goyette Dos Gallos

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Angelito de opio


Angelito de opio,
luna de insomnio,
cigarrito de canela,
vela por mis textos.

Musa suave,
de mi verde olivo,
con toque de princesa,
y escopeta en la mano.

Hazme soñar,
ese vals de tu tierra,
que tu boca parece un pellizco,
una estrella de mi bandera.

Goyette Dos Gallos

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Festina Lente


Sentado siento las manos cubriéndome de luz,
intacta está la elocuencia de un café de por medio.
Conozco las sonrisas jactantes a media cruz,
acercándome a tus cejas sin temor ni tedio.


Adoro tus susurros de cigarro advenedizo,
y el tabaco fijo sobre tus frágiles hombros.
Salgo con paso cansino de sol enfermizo,
mordiendo tu silueta de entre los escombros.


En hojas secas de libro, me escurro como pez,
águila o cordero, atado en palos romanos de hielo.
En fuego de hierbas quemadas por el sol, arde mi tez,
resurgiendo de la pasividad de una roca, me alzo al cielo.

Goyette Dos Gallos

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Rubor sobre líneas decadentes


Torpes y decadentes líneas
trato de formar en un renglonado,
que carece de sentido formal,
callando a la crítica férrea.

Me asfixia el cadáver tendido,
de verme felizmente sorprendido,
en tus piernas ya embebido,
por el vino extraído del olvido.

Rubor sobre tu piel clamada,
mientras curas llagas sobre mi cama,
son pequeñas rejas en forma de llama,
y yo, buscando en arbustos tu llamada.

Goyette Dos Gallos

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Para guerrear por ellos


Guardo un saquito con melocotones,
cuyo sabor me es imposible deletrear,
en el agrio vómito dictador de unos cabrones,
sólo queda levantar armas para guerrear.

Aquí los esperamos tras las barricadas,
con fuego de lucha enarbolada, aquí.
Resistimos con machete en las espaldas,
nuestra liberación ha de ser armada, aquí.

Ya han sido muchos los que se fueron,
pero ellos vendrán, en banderas, palos y canciones.
Es hora de los nietos, de aquellos que murieron, aquí,
cubiertos con las oraciones, de los que vinieron para luchar, aquí.

Goyette Dos Gallos

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Abanico de ceguera


Con estas quemaduras,
de sensible y genuino ardor,
te beso desde las alturas,
sellando una carta, para ti, amor.

En tristes alaridos de locura,
inundo mis oscuras cuencas,
en las cruces de tu dulzura,
clamando piedad en Las Ventas.

Aún sin ojos y manos,
he de pintarte en versos,
sin ataduras y por un sin fin de años,
teniendo por guía, sólo tus besos.

Goyette Dos Gallos

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Carbón moribundo


He de comerme muchas letras,
si tu olor a sexo no me deja dormir.
Me toco una y cuatro veces la nariz,
queriéndome arrancar el color firme.

Trastornados deseos irrelevantes,
me conducen a la generación perdida,
de madres llorando en plazas saladas,
y gritándose unas a otras con las uñas clavadas .

Vienes a contarme sabores derretidos,
tocándote los ojos ya desaparecidos.
Inmóvil y sentada esperas entre papeles,
con ruidos de máquinas que deje de tocar.

Son silencios de carbón moribundo,
con relojes de jornadas aburridas.
No te puedo pegar con las botas puestas,
sólo decirte adiós en esta primavera.

Goyette Dos Gallos

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No dejo el rostro


No cambio mi rostro de ojos grises,
tampoco mudo mi boca de diversa mueca.
Quisiera que fuera como dicen “y fueron felices”,
aunque se, que ella ahora está hueca.


No me bastó ser pelícano al abrirme el pecho,
a picotazos sangré una idea lejos del lecho.
Fui drenándome hasta quedar maltrecho,
el amar esperando fue lo único que he hecho.


No hay tristeza, sí ilusión que es belleza,
quemando mis flores hoy, nada te lesa.
Mujer generosa, justa y de gran gentileza,
¿Quisieras ser por siempre mi princesa?

Goyette Dos Gallos

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El Pelícano


En marzo le grito al frío, si estando, no estás.
Hechizas a mis alas de noche cuando te vas.
Acallando mi amor con lágrimas como el que más,
me cosquillea el tiempo en mi vientre y atrás.

Escupiendo dignidad y orgullo es miga de compañía,
cuando sobrio, listo y valiente luchó por la Galia mía.
Clavó su espada en cuanto hombre infiel le combatía,
regresó a la patria defendida para vivir aquella felonía.

Con una flor por delante y como protección,
recorrió medio mundo con entera convicción,
de mantener ardiendo el fuego de la razón,
mientras dejaba lejos a la mujer de su corazón.

Goyette Dos Gallos

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Favela Minha



Independencia de venas abiertas es álbum en eme pe tres,
cuando no tocan más mis acetatos medievales.
Todo desde una crianza impávida de espadas morales,
espero retroactivamente la llegada de su boca en ramales.

Lembrança de uma praia vermelha,
en acordes transparentes de entrega.
Llagas de esperanza, al son de matanza en Favela,
quemando tu beso en memoria de una luz de vela.

La primera de mis niñas se llamará Armenia,
pero si la madre no quiere, entonces será Jimena;
La segunda tendrá el mismo nombre que mi nena,
y si hay una tercera le apodarán Tania la guerrillera.

Goyette Dos Gallos

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LUNA ROSA


Qué grato es ver mi ciudad quemándose por el sol,
Idílico colgar mis medias en un balcón de cantera.
Busco una noche que guarde tu esencia en hojas de tabaco,
cuando sólo encuentro tus piernas en un frenético baile austriaco.

Voy navegando por calles de espíritu colonial dónde vomito mi ser,
deseando estallar una idea con explosivos de libertad carmesí.
Huyéndole a la historia de un vago que vende su canto ralo,
en sintonía contigo desde la luna limpia de folklore chileno estoy.

Dibujo los versos de mis dramas reclamados en figura azul,
por musa que agota mis besos en los hilos que brotan de mis cuencas.
Maldita no fue, amiga sí, manos entrelazadas por el hombre mujer,
a lo lejos sueño con la acaramelada rosa que ya me fue regalada.

Goyette Dos Gallos

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El anhelo de amarte pronto


¿Crees que no te escucho, veo y siento, cuando apareces en mis sueños, sólida, eterna y amorosa?

Mis deseos vencieron tu voz, tu risa, tu calor, todo.

Terminó por el lado más débil, el mío;
el ser de mujer que alberga mis emociones,
en caída cegada por el sentimiento,
me espinó hasta hacer sangrar la promesa.

Mujer, yo siento como mujer.

Goyette Dos Gallos

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Si mi beso fue maldito, perdón…


Me invento tu imagen inexistente en lo material,
discuto con una noche inventada de cielo abierto.
Cuando las voces anudan mis ideas en lo arterial,
vienes a cantarme donde en las flores agua vierto.

En la ciudad de riachuelos de diversa emoción,
me sostienen tus lágrimas azules de algodón,
en notas de una prometida e inquebrantable devoción,
si mi beso fue maldito, perdón…

Goyette Dos Gallos

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María Gitana


Sin temor te alimento de mis palabras,
porque éstas han sido hechas para ti.
Pruébalas y deja a un lado las amarras,
seguramente sólo te sabrán a mí.

Veo en todos los retablos tu repetida presencia,
son una sola mis Marías, incluso las del ayer;
forjadoras de la indestructible y sagrada esencia,
de un vientre que guarda mi ser de mujer.

¿Con qué más podría halagar
a la gran madre de las gitanas,
único ser que deseo amar,
sino no es con mis ardorosas ganas?

Goyette Dos Gallos

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Luna Magdalena


Con tremenda luz abre el cielo,
en un ruedo de frío goce.
Regalo divino sin igual pose,
me deja raro, inmóvil, soy hielo.

Antes en la norteña latinidad,
dónde cuestionaba mi identidad,
en pisadas marcadas de frialdad,
me desvestía de toda maldad.

Ahora vienen igual a mi, algunas ideas de salvación,
cuando creo que en el mar no encuentro inspiración.
Se aparecen esos puentes que son decoración,
en poblados gobernados por los que no tienen corazón.

Goyette Dos Gallos

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Sudando el papel


Siento la música que se agolpa en mi cerebro,
con cascadas de sangre chorreante,
de vacilaciones con ritmo,
y de luces que llaman a mi canto jadeante.

Se vuelcan los versos novelescos,
en un drama que alberga mi cabeza.
En bandera colgada a media asta,
marchando van las hadas de historia diversa.

Rayos de crema batida sobre la espalda,
de quién no se alcanza en la cabalgata.
De ropa roída y de nubes descoloridas,
es el grito de mis venas ya partidas.

Sudo sobre el papel de letras formadas,
ellas me hablan, sienten y espantan.
Es fuego sobre dedos descansados,
en una carta hiriente de favores soñados.

Goyette Dos Gallos

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El calor de tus entrañas


Me adentro entre tus entrañas,
fumando un cigarrillo de terciopelo amarillo,
viniéndome desde el más furioso de mis mares,
contemplando tus viscosos telares.

En el crepúsculo interior de tus vísceras,
escucho como es La Vie en Rose,
mientras trago un poco del humo rojo que emanas.
Una actitud que sólo el diablo conoce.

Siento el calor que guardas dentro,
del mal olor que revienta la flor,
recordándome el NAPALM,
de muerte y codicia en Vietnam.

Prendo uno, y dos, tal vez ya son tres,
en escenarios blasfemos, y sucios,
de una escuela de libertinaje
construida con cadenas de placer.

Ya son muchos, en esta noche,
de temores recitados en carne podrida,
por un hombre sin rencores,
que su nombre a gritos él olvida.

Magia de un perfume de mujer mojada,
conocida, apreciada, antes amada.
Reconociendo el reflejo de la vela,
perfecta incólume, enteramente entregada.

Ya son bastantes cenizas sobre el plato,
de muchas lenguas, ellas vivas y muertas.
Son sales sin filtro de pasión esperada,
en cánticos nacidos en la rítmica Jamaica.

Goyette Dos Gallos

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Llaves de desencanto


Quiero creer a través de mis lágrimas
ya concebidas, más no natas.

Quiero poder dibujar mi voz de niño
en papel de estraza.

Quiero batirme entre labios dormidos,
dónde sucumbe un pañuelo bañado por el suelo.

Quiero entregarte rosas de valor,
con espinas de dolor.

Quiero recrearme en la Verona lluviosa,
para tocar tu pecho de Giulietta melodiosa.

¿Qué pensarás ahora que te desterré de mi poesía,
que estás lejos de mi pensamiento, fuera de mis lágrimas,
y suprimida de mí aliento?

¿Aún respiras el ácido embriagador de tu soberbia?

Tabula rasa, querida.

Goyette Dos Gallos.

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Una mirada


La mirada lo es todo para los hombres,
cuando el corazón habla a través de ella.

Sólo le pertenece el polvo que cubre su faz.
Con tabaco entre los dientes y fuego en el alma,
les muestra ahí, en la mesa quién poesía el As;
ahora su mano encuentra el camino al arma.

Nombre no tiene, y poco le importa,
en el desierto la caricia del viento le corta.
Porque hambre y frío él a diario soporta,
el hacer justicia es lo único que lo conforta.

Goyette Dos Gallos

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Noli me tangere

Columnas de humo que componen
melodías en sepia de hojas secas,
aunque las ánimas en los telares se enojen
por la sal húmeda de la mujer que dejas.

Tierra efímera de miel
que pisa y hunde al infiel.
Son veladas sin papel,
en eterno y cerrado vergel.

Bosquejos de ideas soñadas,
susurros y caricias atadas,
Al ritmo de danzas malvadas
son las iracundas oraciones preñadas.

Goyette Dos Gallos

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El castigo lineal


El insomne es preso de una condena
que impuso el dios de la noche,
esta se padece con algo de pena,
pero sin lamento, ni reproche.

Divino castigo de la vida lineal,
dónde la tortura es no descansar,
porque nunca nada tiene final
y sólo la luna te puede besar.

En los mismos ruidos, y la misma iluminación
se conciben a los seres de nuestra imaginación;
la pluma y el papel entran en acción,
el darles vida y forma es mi adicción.

Goyette Dos Gallos

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Viento cautivo


Soy el latido furioso que encumbres
según los apuntes de la oscuridad,
apresado por las leyes de los hombres
en teología feminista de moral equidad.

De franceses laxos y discursos republicanos,
de valores, de derechos, llamadas, sólo eso.

Viento cautivo de herencia Sefardita,
descansando en tus labios cosidos,
de una rosa que enflorece bendita
por la certeza de los besos compartidos.

Goyette Dos Gallos