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La trampa de Minos


Hoy tiene que nacer un canto que sea poesía,
ya no más, mis venas secas de tal agonía.
Se desmoronan sangre y barro en pleitesía,
hacia los ojos impíos de mi guardada alegría.

Me gusta cuando llueve con olor a Montréal,
porque entonces el amor es cosa de lo paranormal.
Aunque fallaste, lo sabes, a tu promesa,
te lo juro es algo que ya no me lesa.

Ni el tiempo ni tu, remediaron los errores,
el humo me regala saliva con horrores.
Me quedan muchos besos pingüinos,
para no perderme en la trampa de Minos.

Goyette Dos Gallos

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Al diablo


Al diablo, con la fortaleza,
con las ganas de llorar,
con la lluvia caliente de junio,
con la necesidad de amar.

Desollando mi espacio entre cejas,
limando mis romances letrados,
no pido mas que eso, un momento de realidad.

Risa que ya no acarrea estima,
viniendo del sur al este, no hay recuerdos,
días concebidos sin libertad.

Goyette Dos Gallos

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NUNCA MÁIS


Nunca máis, fuego sobre los bosques,
porque empapan a las piedras de sangre,
al claro de libertad ansiada con hambre.

Nunca máis, el olvido tras el monte,
el canto sordo de fusiles prontos a llorar,
la represión, no nos ha de ahogar.

Nunca máis, un pueblo hambriento,
mas raudo si, a combatir,
y como proclama al viento,
"Aquí he de morir".

Goyette Dos Gallos

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Aflicción por la desestalinización de las trompetas


Continúo con la desestalinización de las barbas que me pican la garganta,
con el largo amor de noche contada por estrellas, cual granitos de arena.
Tú lo ves, a través del calor de un apagón en ciudad grande.

Bebidas fluorescentes bajas en alcohol,
gocemos todos en una pileta de chocolate,
hoy, y siempre mañana, mientras las rodillas retiradas nos lo permitan.
Alimentemos al conejo de los secretos, tras la pesada puerta cubierta de polvo.

Trompetas que me chillan, enfurecidas de ser sopladas al ritmo del ron
y la coca masticada por un boliviano durmiendo de pie,
mientras pagan el alquiler.
Es la oscuridad perfecta para darte un beso, mordiéndote el cuello y el revés.



Goyette Dos Gallos