Espadas ácidas
Espadas ácidas blandiéndose,
en la estrecha garganta de un gato,
reventando sus luces a las doce,
regresa en el maullido de su canto.
Mucha saliva sobre las mangas,
y los labios podridos de besar,
uno se cansa de rimar a gatas,
y de matar solitario a navaja.
Colgadas las corbatas del ministerio,
con la cantera muda y ligera,
alentando la levedad de la piedra,
me grita el pueblo y un histérico.
Goyette Dos Gallos
en la estrecha garganta de un gato,
reventando sus luces a las doce,
regresa en el maullido de su canto.
Mucha saliva sobre las mangas,
y los labios podridos de besar,
uno se cansa de rimar a gatas,
y de matar solitario a navaja.
Colgadas las corbatas del ministerio,
con la cantera muda y ligera,
alentando la levedad de la piedra,
me grita el pueblo y un histérico.
Goyette Dos Gallos
5 comentarios:
me gusta el tiempo en tus palabras, las risas en la oscuridad de la relativa verdad.
te noto diferente, besos para ti.
nuevo formato en tu blog y nuevos versos que atrapan en la oscuridad, felicidades.
un abrazo fuerte.
Melina: A mí me gustan tus palabras.
Angelus: En nuestros versos, damos paso a las formas que nos atrapan.
Un abrazo.
Se me adentran sus palabras como dagas a veces, porque dentro de sus letras se halla un mensaje que yo tomo con la misma fuerza.
Espadas àcidas siempre habrà, y algunas con arsènico.
Un beso enorme y mi abrazo
Uma: Gracias por darme más espadas.
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