¿Qué queda?
¿Qué queda de tu mirada?
De tus labios rozando mi cuerpo,
de tus ganas en uñas pintadas,
y la grosería vociferada a mi espalda.
¿Qué queda de la gloria en la cama?
De ese reflejo como pijama,
de ese rostro de niña amortajada,
y de tu boca en saliva agotada.
¿Qué queda de la embestida a arcadas?
Y de mis manos estampadas en tus nalgas,
de mi hombría extensa siendo una lanza,
y de ti recibiendo aquella estocada.
2 comentarios:
Es como la cuarta vez que lo leo, me encanta.
Fresas para ti Goyo
Bienvenida cuántas veces quieras.
Un abrazo.
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