Me queman las cejas de nuevo
Palpo las líneas sí no veo,
me arden las cejas a veneno,
retuerzo una nariz de frente
que no siento.
No enrollo las cuentas de cruz,
me olvido del libro rojo en el bolsillo,
doliéndome las comisuras de los labios,
no doy señal con el aliento.
Le raspo lo amarillo a mis dedos,
guardo el agua como amuleto,
brindo sin ganas de llorar,
y pronto me vuelco a rezar.
Goyette
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