De mataderos y conventos




Las vacas y las monjas,
mataderos y conventos,
carnes y almas,
con un mismo destino,
ofrendarse al señor.



Querida recluta,
tu primera misión,
es emparedar
con toda devoción,
los cuerpecillos
no natos,
que estos hombres,
en ti, han de engendrar,
como auténticos santos.



Espectro de mujer,
de paso espermatizado,
que pulveriza adoquines,
y estudia los pasos del martirizado,
mientras termina sus trajines.



Es obra espiritual,
la de la monja virginal,
el tragar la savia,
y mantener bello,
el rosal.





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