La trampa de Minos


Hoy tiene que nacer un canto que sea poesía,
ya no más, mis venas secas de tal agonía.
Se desmoronan sangre y barro en pleitesía,
hacia los ojos impíos de mi guardada alegría.

Me gusta cuando llueve con olor a Montréal,
porque entonces el amor es cosa de lo paranormal.
Aunque fallaste, lo sabes, a tu promesa,
te lo juro es algo que ya no me lesa.

Ni el tiempo ni tu, remediaron los errores,
el humo me regala saliva con horrores.
Me quedan muchos besos pingüinos,
para no perderme en la trampa de Minos.

Goyette Dos Gallos

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2 comentarios:

Pau dijo...

Lindo mi amigo!!!

escribiste sobre los besos pingüinos... oh! me siento muy emocionada.

lindo!

bueno, como te había comentado, la pena me hace escribir y aquí vamos de nuevo...

ay este corazón...

un beso enorme

Anónimo dijo...

Goyette!!!

Nunca mais havia passado por aqui,
sempre bom ler suas palavras,
sempre belas, independente do que trata...

como estás?

um beijo,
Mila.