Mi provincia bastarda

Fuerte y acalambrada esta mi entrepierna,
el goce de aquella figura buscando la gota salada,
te invita a desterrar a tan añejas pinturas,
la noche cae inevitablemente como todo imperio.

Y mientras sentado en aquella banca de cemento,
contemplo la seguridad que es fundada por el miedo,
limpias en la madrugada del vómito de hace unos cuántos minutos,
Soberbias lamentaciones tras la celda de la semana anterior.

Tolerancia para algunos,
brandy para otros,
y un señor tirado en el prado,
Oliendo a tabaco y a bebida fermentada.

Así es la provincia llena de gestas y traiciones,
una envidia de las muertas,
bien lo sabe Ibargüengoitia,
que cada amanecer toca siniestramente a cuévano.

Vienes a tocar el frío de una plaza,
ignota a tu naturaleza pervertida por la costumbre.
muñecas de trapo con olor a aguardiente,
Vendiéndose en los portales de herencia bastarda.

Déjame seguir leyendo textos de otros tiempos,
junto a una taza de olor de otras tierras,
más o menos pervertidas no lo sé,
Bésame ahora mientras hay calor en mí.

Goyette Dos Gallos.

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