El calor de tus entrañas


Me adentro entre tus entrañas,
fumando un cigarrillo de terciopelo amarillo,
viniéndome desde el más furioso de mis mares,
contemplando tus viscosos telares.

En el crepúsculo interior de tus vísceras,
escucho como es La Vie en Rose,
mientras trago un poco del humo rojo que emanas.
Una actitud que sólo el diablo conoce.

Siento el calor que guardas dentro,
del mal olor que revienta la flor,
recordándome el NAPALM,
de muerte y codicia en Vietnam.

Prendo uno, y dos, tal vez ya son tres,
en escenarios blasfemos, y sucios,
de una escuela de libertinaje
construida con cadenas de placer.

Ya son muchos, en esta noche,
de temores recitados en carne podrida,
por un hombre sin rencores,
que su nombre a gritos él olvida.

Magia de un perfume de mujer mojada,
conocida, apreciada, antes amada.
Reconociendo el reflejo de la vela,
perfecta incólume, enteramente entregada.

Ya son bastantes cenizas sobre el plato,
de muchas lenguas, ellas vivas y muertas.
Son sales sin filtro de pasión esperada,
en cánticos nacidos en la rítmica Jamaica.

Goyette Dos Gallos

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los hombres sin rencores somos, ya son muchos los versos y cigarros gastados, arrojados en baldes sin nombre,
La vida en rosa se trasforma en el rojo de las entrañas que están vacías.
A gritos que resuenan en oídos sordos.
SURREAL.
Me encanto, tiene fuerza propia y una voz pesada.

Saludos Goyo, Jaivo,

Carlos Gregorio dijo...

Javier:

Filosas líneas sobre la inexistencia del todo, gratos olores me das, gracias por el encanto surreal.