Un corazón que no pidió


Un corazón que no pidió,
tiene la reina,
cargándolo con extrañeza
ésta se pregunta,
que sentiría si tuviera,
uno en su pecho de alteza.


Acercósele al órgano
y su palpitar sintió
por perfecta máquina,
tuvo admiración,
pero está no paró,
provocándole gran aflicción.


El rítmico ruido quiso acallar,
porque inundaba al palacio real,
fue así que lo mandara enterrar,
y viento frío corrió por todo ventanal.


No resistiendo el eco de los salones,
fue en su búsqueda, resultando ésta infructuosa,
de pronto escuchó un retumbar a trompicones,
y vio una espátula en una piedra lodosa,
así supo que hacer, al pintar sus ropajes a salpicones.


Goyette Dos Gallos

btemplates

7 comentarios:

Unknown dijo...

... sístole... diástole... sístole... diástole... sístole... diástole...





Un saludo.

Carlos Gregorio dijo...

Mar:

Hasta que inundamos todo, con movimientos poéticos.

Mi abrazo.

Anónimo dijo...

sensacionales versos que dejan una historia fabulosa, felicidades Goyette.


Un abrazo fuerte.

UMA dijo...

Desgarrador.
Si, uno a veces piensa por què late presuroso, o por què no...
Un poema de extrema belleza, de simple cadencia, y de gran realidad.
Aùn conservo un vestido negro que oculta en la oscuridad unas manchas que solo yo sè que son sanguinolentas.(y no soy una reina)
Un abrazo, Goyette

Carlos Gregorio dijo...

Javier:

Gracias, es una historia muy sentida.

Carlos Gregorio dijo...

Uma:

Usted más que reina, eres poseedora de una auténtica nobleza y más.

Creo adivinar el bello vestido, sobre su cuerpo, pero me cuesta imaginar las manchas.

Con todo cariño uma.

UMA dijo...

Gracias, Goyette, gracias de todo corazòn.