Dama


Es inevitable el roce con sus labios,
sonrisa que te llama a transformarla,
de ahí en adelante a solo amarla,
de pronto sus sentidos son todos míos.

La sangre se me agolpa en el corazón,
sus labios me han tomado por completo,
me dejé ir entre su piel en un momento,
nos desprendimos así sin ninguna razón.

Apresado volví a estar entre esas piernas,
de un origen lejano, de tierras vascas,
como antes aún siguen siendo muy cálidas,
aprietan tan fuerte que no podré irme jamás.

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