En el paraíso perdido


Secas con rudeza los besos,
donde no puede entrar
la lluvia de tus pestañas,
ni la risa de gélidas arañas.

Veo mi nuca en el espejo
y tu mano, en mi hombro
de algodón, despertando
al barbado ebrio, de su
sueño de cartón.

Está ahí, el ausente
violín de un grillo
sobre el lavabo,
y la ínfima nube
que apesta a ti.

Grave llora la fuente
en tu retrato de ternura,
luna que hiere mi paso,
cuando clarea su hermosura.

Goyette Dos Gallos

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4 comentarios:

Gabriela Monroy Calva dijo...

Bravoooooooooooooo.....me encantóooooo
Gab

UMA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
UMA dijo...

Goyette, què quiere que le diga!
su peculiar estilo rezuma belleza, delicadeza suma y sus comentarios me han traìdo a la mente algo que quiero obsequiarle esta tarde.
La mitad de la belleza depende del paisaje;
y la otra mitad de la persona que la mira...
Los más brillantes amaneceres; los más románticos atardeceres;
los paraísos más increíbles;
se pueden encontrar siempre en el rostro de las personas queridas.


Cuando no hay lagos más claros y profundos que sus ojos;
cuando no hay grutas de las maravillas comparables con su boca;
cuando no hay lluvia que supere a su llanto;
ni sol que brille más que su sonrisa......


La belleza no hace feliz al que la posee;
sino a quien puede amarla y adorarla.
Por eso es tan lindo mirarse cuando esos rostros
se convierten en nuestros paisajes favoritos.

Hermann Hesse

Un abrazo lleno con muchìsimo afecto.

Uma

Carlos Gregorio dijo...

Gabriela:

Me honras.

UMA:

Los ojos más claros que destiñen a mi poesía, para darle su verdadero color.